Esta es una respuesta explícita a las peticiones que nos ha hecho bastante gente, todos ellos estudiantes, músicos profesionales de -y en- todas las circunstancias, y todas ellas con bastante indignación. Así que esta es una parada obligada en el trayecto de El Conversatorio, no podíamos pasarlo por alto de ningún modo.
Se trata de las múltiples dificultades, incoherencias y sinsentidos con los que nos encontramos los músicos de nuestro país al hacer la
convalidación / Homologación de Titulaciones Superiores de Música cursadas en el extranjero.Un número cada vez mayor de aspirantes a músicos profesionales españoles salen del país para realizar estudios de nivel superior con la idea, generalmente, de retornar a España una vez concluidos. Cabe decir que estos jóvenes músicos suelen recibir una excelente educación en esos centros extrangeros y reciben una titulación UNIVERSITARIA, no "equivalente a universitaria", como pasa en España (a propósito de esto, vease la anterior
entrada) .
El problema empieza precisa y paradójicamente ahí, y es que al querer volver a casa, al hogar-dulce-hogar, las trabas imposibles burocráticas (también conocidas como BURROcráticas...) para homologar titulaciones extranjeras en música son tales que acaban por desesperar al más paciente de todos los santos.
Si, señores, resulta que uno se va a cualquiera de los mejores conservatorios o universidades musicales del mundo, como podrían ser Oxford, Yale, Julliard o Universität für Musik Wien y cuando vuelve se encuentra con que no puede ejercer facetas de su profesión en España o continuar sus estudios aquí por esta cuestión.
¿La consecuencia? Pues que muchos jóvenes músicos españoles se ven obligados a marcharse del país para trabajar en condiciones que serían normales en cualquier sitio menos aquí, pues al no conseguir la convalidación de títulos no es posible opositar a plaza en un conservatorio o en muchas orquestas.
Y, claro, esto repercute directamente en la calidad de nuestras orquestas y conservatorios, pues se pierden de la aportación de aquellos que han hecho el esfuerzo (económico y no económico) de buscar una formación diferente en el extranjero y que, a menudo, es mucho mejor que la de aquí.
Otro debate que seguro nos ocupará próximas páginas será el por qué nos vamos fuera a estudiar: ¿qué pasa con el nivel de las enseñanzas de música en los conservatorios de nuestro país?Hablemos de la
“directiva 2005/36/CE” del Parlamento Europeo y del Consejo del 7 de septiembre de 2005... ¿Saben qué dice? Que
si se está cualificado para ejercer de músico por tener la titulación de otro país de la UE, se está igualmente capacitado para ejercerla aquí.
Bien, gracias a Dios, vivimos en un país donde la cultura está financiada en gran medida por las administraciones públicas. Sin embargo, una vez más, no es oro todo lo que reluce, pues ello supone que un músico sin un título homologado (¡ah, la “titulitis española”!) no puede trabajar para los mayores empleadores de artistas, ni como profesor, ni como miembro de algunas orquestas del país.
Pues bien, en España esa normativa no vale NADA.
Pero esperen, que “Bologna” viene a salvarnos a todos... De aquí a ¡vete-tu-a-saber cuántos años! Porque no, amigos, Bologna tampoco puede solucionar esto al menos hasta el 2015 -y ya hablaremos...- porque el Ministerio de (des)“educación” (…) lo justifica diciendo que, aunque existieran ya los programas y los contenidos oficiales de las nuevas titulaciones de música Bologna, hasta que no salga la primera promoción de un conservatorio no se pueden conceder convalidaciones…
Bien, PERDAMOS 5 AÑOS DE NUESTRA VIDA POR LO MENOS, SIGAMOS AUMENTANDO EL PARO!
...O mejor, largémonos fuera de NUESTRO PAÍS porque si no nos morimos de hambre...
Y no, no se trata sólo de adaptar las titulaciones de música al Plan Bologna. Hace falta una reforma de los criterios de convalidación y homologación de estudios superiores. No es posible que se apliquen prácticamente los mismos criterios para los estudios en ciencias que para música. Hace falta una cierta flexibilidad en la aplicación de los criterios de homologación.
La denegación de la convalidación de un título superior a un músico ha sido justificada por el Ministerio de Educación por cuestiones tan toscas como que no aparece reflejada la asignatura “orquesta” como una asignatura individual, sino como parte de la asignatura “instrumento”; o porque no existe la obligatoriedad de que un pianista forme parte de un coro durante los estudios superiores; o porque en una especialidad X en el extranjero los estudios son 4 años y 1800 horas lectivas (por cierto, con la mayoría de clases teóricas en ratio profesor-alumno 1:3 de media) y aquí la misma especialidad son 5 años y 2300 horas, ofreciendo así el Ministerio convalidar parcialmente materias y teniendo que matricularse en materias que ya se han dado para completar horas de clase.
¡Tiene guasa! Básicamente vienen a decir que, un título superior español, no es equivalente a un título de la Universidad de las Artes de Berlín o del Curtis Institute. Ah, claro, esto nos da a entender que el título Español es mejor. Vamos, ¿de verdad vale más una hora y media de clase de teoría de la música en un grupo de 20 alumnos que una clase de una hora en un grupo de tres alumnos? Por el amor de Dios, ¿hablamos de estudios superiores de música o de anatomía patológica?
Casos así hay a montones, cuenten cuantos músicos españoles formados en los mejores conservatorios del mundo no han podido opositar a una orquesta española por no haber logrado homologar sus estudios, y se llevarán las manos a la cabeza. Y además gritarán de indignación al saber que ahora son miembros de algunas de las orquestas más prestigiosas dentro y fuera de Europa. Desgraciadamente, no es ni el primer ni el último caso de españoles que están en lo más alto fuera del país y que aquí no son nadie. Si estuvieran en las orquestas y/o conservatorios de nuestro país otro gallo cantaría...
Sí, amigos, nos cierran las puertas en nuestro propio país: no podemos opositar, ni realizar un postgrado, ni pedir becas a instituciones públicas o privadas, españolas o extranjeras para seguir estudiando, cosa que no pasa al cruzar la frontera.
¿Qué nos queda por hacer? Pues exiliarnos y realizar nuestra carrera profesional en otra parte donde no nos pongan ninguna traba.
Hay un dicho muy conocido que dice “Nadie es profeta en su tierra”.
Pero, señores, díganos: aquí, ¿Cómo vamos a serlo?
Así nos va...